Dacota la perrita
(Escrito por Gloria)
Erase
una vez unos chicos llamados: Sara, Pablo, Carlos, María y Teresa que estaban
paseando por el campo. Llegaron a un
escampado gigante donde allí encontraron una nave muy misteriosa. Todos estaban
muy extrañados y confusos. Carlos dijo:
-
¿Qué es eso? Es muy raro,- pues no lo ves, -entonces Sara exclamó- ¡es una nave
alienígena!
- No,
es una bañera cubierta rota.- Entonces, ¿dónde está el grifo?- Anda es verdad.
Todos
los chicos estuvieron pensando pero lo más lógico que se les ocurrió es que eso fuese una nave
espacial alienígena. Se estaba haciendo de noche y todos estaban muy cansados,
así que María propuso que se fueran a casa y todos votaron a favor.
Al
día siguiente en el colegio, tenían un examen y ellos casi no habían estudiado
con el misterio de la nave. Todos aprobaron por los pelos y en el recreo
siguieron resolviendo el misterio. Entonces Pablo dijo:
-Ya
sabemos lo que es pero... ¿De quién?
-
Pues no sé, pero si es una nave alienígena entonces lo más probable es que sea
de una alienígena que se ha estrellado en la tierra – respondió Sara. Todos
dijeron que era lo más lógico. Tocó la campana y Teresa dijo:
-Quedamos
en el escampado esta tarde a las cinco y media.
Por
la tarde, todos quedaron donde dijo Teresa. Pero esta vez había alguien dentro
de la nave, María, que estaba muy asustada dijo tartamudeando:
-¿Qu…e
esss esseso?-No sé, pero espero que no sea salvaje- respondió Pablo.
Entonces
salió el misterioso animal, todos se quedaron boquiabiertos. Era como una perra
negra con una mancha blanca en el ojo. Parecía una perra normal, pero no lo era
porque podía hablar en cualquier idioma. Venía de un planeta llamado el planeta
Operentics. Aquella perra extraordinaria se llama Dacota. Estaba perdida y no
sabía que hacer, su nave en la que había venido estaba rota y necesitaba ayuda.
Los chicos no sabían que hacer pero sobre todo no iban a dejarla marginada. Un
rato después, Carlos tuvo una idea:
-Oye,
¿y si llevamos tu nave a un mecánico?
-Vale,
me parece bien- respondió Dacota.
Media
hora después el mecánico dijo que lo podía arreglar, pero que tardaría mucho
tiempo.
-¿Cuánto
tiempo?- dijo Sara
-Pues
más o menos… 3 semanas- respondió el mecánico.
-O
no, estamos perdidos- dijo Pablo muy triste.
-No
te preocupes, puedo esperar- le consoló Dacota.
-Ya
pero, ¿Dónde te alojarás?- replicó Pablo.
-Me
puedo quedar yo con ella- propuso Teresa.
-¡¡Vale!!
- dijeron todos a la vez.
En
la primera semana, Dacota se sintió un poco agobiada porque esa no era su casa
y se sentía sola.
A
la siguiente semana, Dacota fue cogiendo confianza, y de paso, estuvo en una
feria donde casi todas las atracciones eran para perros. En la última semana,
estuvo en un camping donde había un lago donde poder nadar y jugar mucho.
El
día que la nave se arregló, todos se pusieron muy tristes. De repente, apareció
un señor alto de barba blanca:
-Vengo
a otorgaros una cosa muy especial para mí, los anillos mágicos del valor. Estos
anillos os harán un deseo a cada uno de vosotros como consuelo.
Todos
se quedaron alucinados. Por supuesto todos desearon tener una mascota lo más
parecida a Dacota para recordarla para siempre.
FIN
Gloria tu sí que tienes imaginación, me gusta mucho tu cuento, y además pintas muy bien.
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